Leyes y Futuro
Desde que llegó la democracia a España, los políticos han acometido
diferentes reformas educativas, todas ellas con aspectos positivos pero también
con algunos negativos o más costosos para nuestra sociedad.
Entre todas ellas, merecen capítulo aparte, por novedosas, la LOGSE y la LOE. La LOGSE (1990) fue una gran
reforma que cambió para siempre el panorama educativo, estableciendo los cursos
que conocemos actualmente, promulgando mayor participación de las familias en
los colegios, estableciendo un currículo flexible y adaptado a las comunidades
autónomas y variando el sistema de conciertos del Estado.
Por su parte, la LOE
(2006) introdujo una serie de cambios menores, como los relativos a la
asignatura de Religión u otros cambios acerca de la financiación de centros
públicos y concertados.
Ambas leyes sitúan la edad obligatoria en Secundaria en 16 años, que antes
de la LOGSE era
de 14 años y ese cambio ha sido tan polémico como conflictivo. Después de la
dictadura, los sucesivos gobiernos perdieron una gran oportunidad no
invirtiendo en la gran olvidada en España: la Formación
Profesional. Hoy por hoy, las ramas de estudios profesionales
en que se invierte dinero son las que menos lo necesitan: las que no necesitan
material, las que se cursan en un pupitre. Todas las ramas que necesitaban una
gran inversión (mecánica, carpintería... oficios en general) fueron relegadas
por falta de fondos, y por ello los oficios ya no salen adelante, y por eso
mismo hay un salto importante entre las necesidades reales de la empresa y la
industria española y la formación y por ello, también, hay alumnos que no
quieren seguir sus estudios pero se ven obligados a hacerlo en un instituto,
estudiando materias que no les interesan.
Ahora existe la figura del PCPI (Programas de Cualificación Profesional
Inicial), plazas para alumnos que hayan cumplido 16 años
y se prevea que no vayan a superar la
ESO (varios cursos repetidos, nula motivación…). Es una
manera de encauzarles hacia un oficio y que no pierdan tiempo ni ganas. Pero
hay muy pocas plazas y además van a un PCPI cuando ya se ha perdido demasiado
tiempo… ¿No sería más útil que eligieran antes y que hubiera plazas para todos,
convirtiéndolo no en plazas para casos “desesperados” sino simplemente en otra
salida más?
De este modo, los alumnos, a una edad relativamente temprana, podrían
elegir una vía más técnica o profesional, mientras que otros, que quisieran
encaminarse a unos estudios superiores, podrían seguir en el instituto
progresando sin el lastre de un alumnado tan poco motivado. Con los necesarios
cursos "puente" que pudieran establecerse para chicos y chicas que
cambiasen de opinión y pudieran incorporarse en algún estadio del proceso.
Para todo ello, ¿qué necesitamos? Fondos para una necesaria inversión en
los estudios profesionales. Y ganas. Y falta de miedo en que nos consideren
clasistas. Hay que ser prácticos, hay que mirar a los ojos a la realidad de
chicos y chicas en los institutos que no quieren estar ahí. Quizá la ley Wert,
que se nos viene encima, traiga algo bueno situando la edad obligatoria en 15 años (con tres cursos de ESO en vez de
cuatro). Sí, hasta el ministro Wert puede ver que 16 años son demasiados. Y si
él puede, todos podemos.
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