viernes, 23 de noviembre de 2012

La falsa igualdad.



Savita Halappanavar  ha sido otra víctima de las leyes restrictivas contra las mujeres. Esas leyes que insisten en que no somos dueñas de nuestro cuerpo. Leyes que ponen por encima de nuestra vida la de otros, imponiéndonos sus creencias, tabúes y miedos.

No ha pasado en una dictadura religiosa, ni tampoco en un país alejado de nosotros.

Ha pasado aquí mismo, dentro de la UE, hace unas semanas.

En Irlanda una mujer ha muerto por una septicemia después de que se le negara practicarla un aborto, aún sabiendo que el feto iba a morir, que erainviable. Con tan sólo 17 semanas de gestación, le fue negado una y otra vez el aborto.

Cuando la llevaron al quirófano era demasiado tarde. El feto estaba muerto, pero la salud de ella se había visto comprometida por todo el proceso. Finalmente moría de una septicemia.

Dicen que preguntó al médico por qué le imponían una ley católica, cuando ella no lo era, ni tan siquiera era irlandesa.

Pero la ley es igual para todos. Eso le dijeron.

¿Es igual la ley para todos? Si fuera así, esa ley debería obligar a matar al varón, porque sin duda él es tan responsable de ese embarazo como ella, debería de obligar a abrir el abdomen del varón, igual que le hicieron a ella, para sacar a un feto muerto.

Esa ley que ha permitido absurdamente que una mujer sana, de 31 años, con formación y una vida normal, haya muerto dentro de un hospital donde se la ha denegado toda la ayuda que debería haber tenido, esa ley, debería ahora obligar a provocar el mismo dolor a los varones.

Sólo así la ley sería igual para todos.

Mientras seamos las mujeres las que tenemos la capacidad de llevar dentro de nuestros cuerpos una vida, mientras seamos nosotras las que ponemos en peligro nuestra propia salud para traer un hijo al mundo, sólo nosotras deberíamos ser las responsables de la reproducción.

Hasta que los hombres no se dispongan a sufrir los mismos daños, peligros y miedos durante la reproducción, no deberían tener voz ni voto en ninguna parte del proceso.

Estoy completamente segura que el viudo de Savita, Praveen Halappanavar, ingeniero de la Boston Scientific, hubiera sufrido gustoso una parte del dolor de su mujer por tenerla con vida.

Noticia completa:
El País. Muere en Irlanda una mujer...
El mundo. Irlanda recuerda...

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