viernes, 30 de noviembre de 2012

Sísifo y el mar




Mérope es la más pequeña de las Pléyades, las siete ninfas a quien Zeus convirtió en estrellas para escapar de Orión, el Arquero, que las perseguía. Dicen que en el firmamento es la menos brillante, porque se enamoró de un mortal, pecado que no se le perdona a una diosa.

 El mortal se llamaba Sísifo y aunque rey, era también villano. Por revelar secretos divinos a los hombres (como otro ilustre predecesor, Prometeo, que les llevó el fuego) fue condenado a subir una gran piedra a lo alto de una colina, y cuando estaba arriba, volvía a bajar, por lo que él la volvía a empujar y así sucesivamente, una vez tras otra, hasta el fin de los tiempos.

 También intentó burlar a la muerte y lo consiguió en dos ocasiones. En una, la encadenó con grilletes y, durante un tiempo, nadie murió en la tierra hasta que Ares la liberó para que pudiera seguir haciendo su labor. En otra, exhortó a su esposa Mérope para que a su muerte no ofreciera sacrificios a los dioses, y así, una vez muerto, convenció a Hades, el dios del Inframundo, para que le permitiera volver a la vida y así reprender a su mujer. Una vez en la tierra, se negó a bajar de nuevo.

 Por todas estas faltas fue condenado y ahí sigue, subiendo la piedra y viendo como inexorablemente baja... para volver a empujarla una vez más.

 Dicen que el mar es como Sísifo, que vuelve una vez tras otra, y ahí es donde se revierte la maldición: si bien subir una piedra eternamente puede ser una tortura, saberte mar que va y viene para siempre tiene algo de  bello y poético... de amante que nunca deja, de madre que sana, de cultura que, como dice la canción, vierte en tí cien pueblos.

 Como el mar que permanece, también para siempre quedan nuestros sentimientos, las palabras que pronunciamos, las veces que dijimos te quiero, o las que pedimos perdón. En el mar de nuestra vida quedarán, y en el mar de nuestra muerte se fundirán con los recuerdos, hasta que la última persona que nos recuerda se apague.

2 comentarios:

  1. Pero ¡qué precioso!
    Ha sido un verdadero placer leerte.

    ResponderEliminar
  2. Me encanta, no te conocia de este lado, y que bieeeen! Muchas gracias.

    ResponderEliminar