Me gusta vivir. A veces he estado salvaje y desesperadamente triste, inundada por la pena, pero a pesar de ello no he olvidado que el solo hecho de vivir es algo grandioso.
Agatha Christie
Agatha Christie tuvo la idea de escribir su autobiografía en
su casa de Nimrud, la antigua ciudad de Calah, Beit Agatha (en
árabe, la casa de Agatha). Allí plasmó sus recuerdos de infancia, juventud, sus
amores y afectos, su talento como escritora y su visión del mundo, que para ella,
dama inglesa de una clase social acomodada en plena época victoriana, fue todo
excepto convencional.
Agatha viajó por todo el mundo en una época en que pocas
mujeres viajaban, se enamoró perdida y apasionadamente una vez, del capitán
Archibald Christie, su primer marido, y
de una manera más plena y tranquila del segundo, Max Mallowan, prestigioso
arqueólogo, que le proporcionó los años más llenos y dichosos de su vida.
Fue, como ella misma dijo, hija de un matrimonio feliz, y
por ello fue doblemente doloroso su divorcio. Sufrió por amor y protagonizó uno
de los misterios de su época, su desaparición durante 11 días, nunca aclarada.
Ni siquiera en su autobiografía, donde abordó todas las circunstancias de su
vida en profundidad y donde explicó los
pormenores de su divorcio, dio pistas sobre ese suceso. Tanto su hija,
Rosalind, como su nieto y heredero universal, Matthew, guardaron siempre
silencio sobre el tema.
Como esposa de aviador durante la Primera Guerra Mundial, Agatha
no permaneció ociosa. Estudió enfermería y sirvió en hospitales cuidando de los
heridos. Durante esa época aprendió sobre drogas y venenos que le serían muy
útiles en sus novelas de misterio. Gran estudiosa de la naturaleza humana,
elaboró certeros retratos de personajes en sus novelas, tanto policíacas como
novelas de diferente temática escritas bajo el seudónimo de Mary Wesmacott.
Pese a su divorcio, nunca dejó de creer en el amor. Dueña de
un espíritu práctico, se rehízo y viajó por el mundo, donde conoció a su
segundo marido, quince años más joven que ella. El momento en que él se enamoró
de ella nos dice mucho sobre el carácter de esa mujer excepcional: Durante una
excursión en jeep por el desierto, se averió su coche y tuvieron que esperar
ayuda. Agatha no se inmutó, bajó del coche, preparó té y se quedó dormida. Max
le confesó años más tarde que en ese momento empezó a pensar que era
maravillosa. Pocos meses más tarde se casaban.
Ella estuvo, a su vez, enamorada de Asia, adonde viajó
después de su divorcio y donde vivió muchos años, como esposa de arqueólogo.
Siempre amó esa tierra y a ella y sus gentes dedicó las páginas más
conmovedoras de su autobiografía. Los atardeceres rojos en su casa de Bagdad, a
la orilla del Tigris, las travesías en el Orient Express, la simpatía y cariño
de la gente, la emoción de las excavaciones, el desierto... Durante un invierno
en que el matrimonio estuvo separado al quedarse Agatha en Inglaterra, escribió
un emotivo libro llamado Ven, dime como
vives, un verdadero canto de amor a su marido, donde explicaba anécdotas de
las excavaciones y la vida que llevaban juntos.
En los últimos años de su vida, Agatha fue nombrada Dama del
Imperio Británico y cenó con la reina. Profundamente inglesa, fue para ella un
momento que vivió con emoción y sorpresa. Gran tímida durante toda su vida,
nunca se acostumbró a la fama ni fue consciente de su propia importancia como
escritora, a pesar de ser la autora más leída y traducida del mundo.
Dame Agatha murió plácidamente en su casa en Greenwood, en
la campiña inglesa, rodeada de su familia y sus recuerdos. Como ella decía,
esperando en la antecámara de la muerte, seguía divirtiéndose, disfrutando de
la vida. Hasta el último momento, su gran vitalidad la acompañó en las cosas en
las que más se complacía: conciertos, teatro, comida y en especial postres,
baños en el mar, libros...Muchas de las cosas de su juventud habían
desaparecido, como la amada casa de su infancia, Ashfield, o sus paisajes en
Oriente Medio, pero como ella misma dijo en su autobiografía, "todo lo que
ha existido, existe todavía en la eternidad".
Das muchas ganas de leer la autobiografia de Agatha, no sabia nada de ella! Gracias, Judith.
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